viernes, 30 de marzo de 2007

Gayatri Vedanta: Neti Neti


Por miles de años, rishis, yoguis y estudiosos han estado tratando de descubrir quién es o qué es Dios o Brahman, utilizando la fórmula vedándica “Neti Neti” (significa “ni esto, ni esto”), por un proceso de eliminación o descarte uno a uno, de los 24 principios cósmicos o elementos que constituyen el mundo de los fenómenos como irreal.
Estos videntes y filósofos llegaron a la conclusión intelectual y a la vivencia espiritual que Dios es un Ser Supremo, sin forma ni atributos, (Nirakara Nirguna Brahman), y que El, libremente asume todos los Nombres y Todas las Formas.
El correcto y apropiado significado de “Neti” es “no sólo esto”, que significa que Dios no es solamente esto que percibimos o imaginamos, sino que es todo lo inimaginable, y al mismo tiempo Su realidad está presente en toda la creación. La validez de esta afirmación está confirmada por declaraciones como “Sarvam Kalvidham Brahma” (todo esto es realmente Brahman).”
“Isavasyam Idham Sarvam Yat kincha Jagatyam Jagat”, el universo entero que consiste de cosas móviles e inmóviles está lleno con el Omnipresente Señor.
La espiritualidad de oriente, esta impregnada de un conocimiento trascendental no siempre visible a las conceptualizaciones occidentales.
Veamos por ejemplo la cuestión del Karma, karma significa literalmente acción.
Por definición, toda acción es triple por su naturaleza; parte en el pasado, parte en el presente y parte en el futuro.
Es la sucesión que cada efecto sigue a su propia causa.
Estos tres aspectos no están ni son de hecho, separados, sino que son partes integradas de la acción y no pueden dividirse ni separarse de ella.
Por ejemplo, el sufrimiento no es la consecuencia de un acto malo o equivocado, sino la parte real del mismo aunque pueda experimentarse en el futuro.
El sufrimiento no puede separarse de la herida.
¿Cómo puede haber una acción que no genere causa?
(Srimad Devi Bhagavatam I. 5-74)
Cuando se desconoce la Ley y las Regulaciones, el hombre es sacudido de aquí para allá. Las leyes de la naturaleza no es un obrar de un modo determinado, sino solo una suposición de condiciones, dentro de las cuales pueden llevarse a cabo acciones de cualquier tipo de naturaleza.
Las leyes expresan las condiciones bajo las cuales se obtienen determinados resultados. Así, la ley no hace obligatorio ningún acto especial, pero al mismo tiempo hace posible esos actos, y el conocimiento de la ley es poder.
El Jivatma (alma individual) es de naturaleza triple, se compone de Ichcha, Jñana, Krya, en otras palabras: Voluntad, Sabiduría y Actividad. Pero, en el mundo de las formas se expresa como deseo, conocimiento y acción. Esta es la causa del Karma en el hombre.
El hombre esta verdaderamente formado por el deseo, según es su deseo, así es su pensamiento, según su pensamiento, así se ejecuta la acción. Ese es el logro. (Briharadaranyaka Upanishad IV 5.5).
Deseo, Conocimiento y Acción son las tres leyes que en conjunto forman la ley del karma.

Primero:
Los deseos llegan al hombre al lugar donde existen los objetos de deseo y determinan los canales de actividades.
En verdad, el que desea va, mediante su trabajo, al objeto en el cual esta determinada su mente. (Briharanyaka Upanishad IV 4.5.)
Al deseo se lo llama fruto.
Impelido por el deseo, al fruto esta ligado. (Brihanyaka Upanishad IV 4.5.)
Que el fruto sea bueno, malo o desagradable, la luz es la misma.
Esto es llamado en el conocimiento espiritual como “la primera luz” y el hombre debe aprender a controlar.

Segundo:
La mente es el poder creador y el hombre se convierte en aquello que piensa.
Ahora el hombre esta verdaderamente formado por el pensamiento, según piense el hombre en este mundo, así habiéndose ido de aquí, en eso de convierte.
(Chandogya Upanishad III 14.1)
Tal como Dios (Brama) crea por medio de la meditación, así la mente tiene como actividad esencial la creación.
La acción es solo pensamiento lanzado al exterior y, al mismo tiempo los actos solo son sus pensamientos pasados materializados.
La característica, el carácter del humano, la naturaleza del hombre, es creación del pensamiento, así pues, lo que el hombre piensa, eso es.

Tercero:
Los actos ocasionan las circunstancias.
Nada puede germinar sin siembra. Nadie puede lograr la felicidad sin haber realizado actos capaces de llamar a la felicidad.
(Mahabarata, Shanti Parva 21.23).
Estos tres enunciados o leyes, conforman el marco dentro del cual debe aprehenderse conceptualmente el karma aunque, por definición y vivencia al karma lo sufrimos o disfrutamos independientemente de cual sea nuestra posición al respecto.
Cuando dividimos los factores del destino del hombre en oportunidades, características, capacidades y circunstancias que lo rodean, todos han quedado abarcados. No queda nada más.
Algunos sostienen desde las diversas posiciones teológicas y filosóficas que el karma paraliza el esfuerzo humano. Esto es erróneo. El karma es una guía que encausa las energías y voluntades espirituales mas nobles del humano, incluso trascendiéndolo y con el mismo karma realizando un “sacrificio divino”, ejemplo de ello podemos hallarlo en la Madre Teresa de Calcuta, el Baba Sali en el Judaísmo, etc.
En efecto, el karma no es un destino que se nos impone desde afuera, sino algo que hacemos desde adentro y por lo tanto “es un algo” que siempre se esta relacionando con nosotros mismos, en nuestra intimidad mental y espiritual.
Muchos también sostienen erróneamente que en el Oriente, nadie se involucra en el karma del otro puesto que esta sufriendo los efectos de actividades equivocadas o trasgresoras en esta vida o en otra, pero la enseñanza fundamental de los santos y yoguis es taxativa: cada ser humano es un agente benéfico del karma de los demás al tiempo que experimenta el suyo propio.

Se dice que el Karma es de tres clases:
Parabdam,
Sañchitan
Vartamanan, a veces es llamado Agami.

El karma que se produjo en tiempos antiguos, remotos, en muchos nacimientos anteriores, se le llama sañchitan.
El karma que se crea en el “aquí” y “ahora” se le llama vartamanan.
El Karma parabdan no puede alterarse, debe agotarse sufriéndolo hasta el final.

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